La Copa de Europa de 1985 (hoy conocida como Champions League) tuvo una final con dos de los equipos más fuertes del continente de ese entonces: Juventus vs Liverpool. Este último era el campeón vigente del certamen: el año anterior los ingleses habían vencido a la AS Roma. Por otro lado, la ‘Juve’ tenía en sus filas a jugadores italianos campeones de la Copa del Mundo de 1982.
Todo esto quedó al margen una hora antes del partido: los ‘Hooligans’, que fueron unos aficionados vándalos de Inglaterra, se enfrentarían a los ‘Ultra’, que vendrían a ser la contraparte de los primeros pero en menor medida.
Los ingleses arrinconaron a los italianos que quedaron atrapados entre un muro del estadio y unas vallas fijas, no tenían ninguna salida de emergencia. A raíz de este suceso, muchos hinchas se vieron acorralados y el estrés de dicho momento provocó crisis de pánico y, en consecuencia, asfixias y aplastamientos.
Este hecho despreciable, fue el causante de 39 muertes y de aproximadamente 600 heridos. Sin embargo, muchos creen que lo impactante no es eso, sino que fue la poca humanidad de la organización que, a pesar de todo lo acontecido, siguió con el partido.
La Juventus fue campeón con un gol de penalti de Michel Platini. Esto pasó a segundo plano, pues luego se supo la sanción que es considerada hasta el día de hoy como “la sanción más fuerte nunca antes vista en la historia del fútbol”.
Los clubes ingleses fueron vetados por cinco años de competiciones europeas. Al Liverpool le aplicaron 10, pero solo le validaron 6 finalmente. Un hecho que, sin duda, esperemos no se vuelva a repetir por el bien de los verdaderos hinchas y el fútbol en general.
