Parecía que albicelestes y suizos se iban a la definición por penales tras no poder romper el 0-0 del marcador en casi 120 minutos disputados. El Arena do São Paulo estaba siendo testigo de un partido en el que el más mínimo error condenaría a cualquiera de los seleccionados a regresar a su casa esa tarde. En los minutos finales del encuentro, el equipo liderado por Lionel Messi se encontró con el que probablemente sea el gol más gritado de Argentina en aquel mundial.
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Faltaban solo dos minutos para que se cumpliera el tiempo extra reglamentario, cuando Rodrigo Palacio logró ubicar a Messi cerca del centro del campo. La ‘Pulga’ tomó el balón allí, y a pesar del desgaste hecho durante el encuentro, arrancó en una carrera con la que parecía imparable, incluso dejando a un jugador Suizo por el piso en su camino al área.
Viendo sus chances de rematar muy limitadas, Lionel le dejó el balón servido a Di María, quien venía desde la banda derecha bien perfilado para sacar el remate. ‘Angelito’ la colocó en el palo lejano de Diego Benaglio y sonó al unísono el grito sagrado a todo pulmón de los argentinos en el estadio. De esta manera, los albicelestes se salvaron de la definición de penales y dieron un paso más en su camino a la final.